jueves, 6 de noviembre de 2014

Outlast

En Outlast no encontraremos armas de ningún tipo, así que tendremos que afrontar la oscuridad, y los horrores que nos esperan dentro de ella, con la única ayuda de la visión nocturna de nuestra cámara de vídeo, al más puro estilo REC. Y su batería dura menos que la de un smartphone, por lo que en la mayoría de las ocasiones nuestra única opción será correr.
Antes de la demo, la buena gente de Red Barrels, (el equipo responsable deOutlast, compuesto por veteranos de currículum envidiable: Prince Of Persia Sands of Time, Assassin’s Creed, Uncharted, Army Of Two…) no tuvo reparos en comentarnos las reacciones de aquellos que nos precedieron a la hora de probar la demo del juego en el PAX East. Al parecer, algunos salieron de allí pálidos como cadáveres, y otro casi tira abajo el stand de Red Barrels en pleno ataque de pánico.
Por supuesto, sospechábamos que todo se trataba de una maniobra para predisponernos al miedo. Como cuando en aquellas películas de serie B de los años 50 se hacía firmar a los espectadores un documento legal que blindaba al cine ante demandas futuras, en caso de que alguien sufriera un infarto a causa del terrorífico film que proyectaban dentro. Puedo parecer un incrédulo. Pero en realidad soy un idiota que no tenía ni idea de en lo que se estaba metiendo.
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Me adentré en el oscuro stand de Red Barrels, me puso unos cascos y me lancé de cabeza a la pesadilla. Me bastaron cinco segundos para darme cuenta del error que había cometido. Esta demo es posiblemente lo más desagradable que he podido experimentar en el PAX, y a la vez es una experiencia que no logro quitarme de la cabeza. Outlast despliega toda clase de sustos imaginables: a través del rabillo del ojo ves sombras esquivas, las luces se apagan al entrar en determinadas habitaciones, y lo que parecen cadáveres cobran vida ante tus ojos haciendo que el corazón se te salga por la boca. Y todo ello con una acabado gráfico tan brillante como terrorífico, que hace que abrir cada nueva puerta se convierta en una tarea digna de Hércules.
Mientras que la primera mitad de la demo me tuvo penando por el psiquiátrico, dominado por el pánico de no saber qué me esperaba detrás de cada esquina, la segunda mitad adquirió la forma de una pesadilla borrosa, gracias a la aparición de una criatura tan terrorífica como insistente. Con un diseño a medio camino entre Killer Croc y los ghouls de Amnesia, este horror sobre dos patas se dedicó a perseguirme sin descanso, al estilo de Nemesis en Resident Evil 3, destrozando puertas, barricadas y cualquier obstáculo que hubiera entre mi aterrorizado pescuezo y sus fauces. Honestamente, lo lamento por los chavales que en ese momento estuvieran paseando en las proximidades del stand de Red Barrels, porque de mi boca salieron tacos que harían sonrojar a un marinero.
Finalmente logré dar esquinazo al fulano, tras adentrarme en una serie de pasillos, hasta entrar en una habitación y esconderme bajo la cama que había en ella. Apagué la cámara y me quedé en la más completa oscuridad, acompañado tan sólo por la apresurada respiración de mi personaje. Ese habría sido un buen momento para quitarme los cascos y abandonar el stand de Red Barrels con un mínimo de dignidad, pero en beneficio de esta preview, decidí jugármela y ser valiente. Encendí la cámara y allí estaba mi amigo. Esperándome. Jamás en mi vida he amado y, al mismo tiempo, aborrecido tanto a un grupo de programadores.


Trailer Oficial



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